
Era mi primera boda en la finca Las Jarillas, había investigado las posibilidades fotográficas del lugar y lo que mas me gustó fue la inmensidad de los terrenos fuera del recinto donde se celebran las ceremonias. Unos espectaculares pinares que te trasladan a plena naturaleza, estar en medio del campo, justo lo que busco y hago en las sesiones de preboda. El marco pues se presentaba inmejorable para las fotos con los novios tras darse es sí quiero.
Las fotos del novio, José Luis, las hice en el hotel Vía Castellana para desde allí partir después a la finca y esperar a que llegase Cristina. Tuve tiempo suficiente para poder ir capturando los detalles de donde se celebraría la ceremonia y todos los preparativos ya colocados con muy buen gusto.
Y en eso, apareció Cristina sosteniendo el vestido de novia (un precioso modelo de Rosa Clara), con una sonrisa deslumbrante que enseguida me contagió. Subimos a la habitación que le habían facilitado para vestirse y comenzamos con sus preparativos, todo transcurrió con mucha tranquilidad y pudimos disfrutar el momento, siempre digo que para mi los previos son fotográficamente hablando una parte esencial de las bodas, momentos muy íntimos, nervios y complicidad porque se acerca el momento esperado.
Durante toda la ceremonia la luz del sol incidía entre los árboles creando bonitos claroscuros, a medida que fue avanzando el sol descendía mas y pudimos tener una increíble luz de atardecer justo en el momento en que hicimos las fotos con los novios solos.
El resto ya es historia, y con esta selección que he realizado sobre el reportaje realizado, espero que esa historia quede no solo reflejada como se merece sino que emocione una y otra vez con la misma intensidad que lo hizo mientras ocurría, os dejo con ella.
