
Era la primera boda que iba a realizar en La Quinta de Illescas así que como siempre lo primero era hacer un trabajo de investigación para conocer el lugar donde tendría que moverme el día de la boda de Sara y Juanjo.
Hoy me gustaría hablaros de la importancia de la localización, de la colocación pensando en la luz, pensando en el resultado de las fotos etc. El recinto tiene muchas posibilidades fotográficas sin duda, rincones con encanto y decorados con buen gusto. en este caso la ceremonia sería religiosa en una pequeña capilla con los invitados al aire libre bajo una pérgola y rodeados de vegetación. Lo único que me preocupaba un poco era dónde ir para tomar las fotos del reportaje de los novios una vez terminase la ceremonia y las primeras felicitaciones, el sol se pondría por detrás de la valla que separa la finca de la carretera y no iba a tener esa luz de ultima hora cuando casi está sobre el horizonte. Ellos ya conocían, por lo que pudieron comprobar en la sesión de preboda que hicimos en plena naturaleza, que no necesitaba mucho tiempo para realizar esta especie de mini sesión y además tampoco es mi intención robar mucho tiempo a los invitados de la presencia de los novios, me basta con 15 o 20 minutos.
Y como también conocían mi estilo y lo mucho que me gusta disfrutar de la luz natural en espacios abierto, decidimos buscar antes de la boda algún espacio cercano a la propia finca que nos permitiera realizar la sesión sin alejarnos mucho para regresar lo mas rápidamente al coctel, así que estuve dando una vuelta por los alrededores acompañado por Sara y Juanjo. Nada mas salir de la finca hay un camino de tierra que va descendiendo entre fincas valladas, pero a unos 600 metros encontré un pequeño montículo a mano izquierda que no estaba vallado y nos dejaba entrar unos cuantos metros hacia el interior del sembrado sin tener que pisar nada, además me podía servir para esconder la carretera y los edificios ya que estaban exactamente en la misma dirección por donde se pondría el sol.
Creo que era la primera vez en que alguien realizaba las fotos de los novios fuera del recinto, pero pienso que fue un acierto elegir este sitio para la sesión. Aunque a primera vista pudiera parecer muy feo, sabía perfectamente que podría sacarle mucho jugo, eso lo debéis juzgar vosotros mismos viendo la serie de fotos que allí tomamos.
Para mi ha sido una boda muy especial, además de ser los dos grandes fotógrafos de naturaleza, son además compañeros de asociación en FONAMAD y buenos amigos, todo un reto para la ocasión.
Fue una verdadera gozada ver como los dos disfrutaron de los preparativos. Juanjo pudo por fin estar acompañado de su padre en un día tan especial tras unos problemillas de salud, se palpaba su amor cuando se ayudaban entre ambos a vestirse. Sara pudo comprobar que estaba tan tranquila cuando pensaba que estaría atacada de los nervios y vestirse con la ayuda de Gloria (además de buena fotógrafa, es que vale para todo), para después reír junto a sus padres y hermanos mientras degustaban unas copitas de cava. Yo en estos casos estoy la mar de feliz, porque el amor está en el ambiente y solo me dedico a que no se escape ningún momento, ningún gesto.
Y poco a poco fue avanzando la boda hasta llegar al momento en que visitamos nuestro pactado descampado, Sara estaba feliz de la vida, su cara iluminada, disfrutaba e hacerse fotos!!! quien lo iba a decir hace unos días jajaja, volvimos al coctel y los amigos y familiares esperaban preparados para no parar de divertirse; y así fue, porque he de reconocer que tanto en la cena, como en el baile pude comprobar que los dos tienen un grupo de amigos espectacular, y no lo digo por decir, es que esas cosas se ven, les quieren mucho y no me extraña nada, bueno, mejor que no lo diga yo, mejor es que lo veías con vuestros ojos en esta selección que he hecho de toda la boda, me ha costado porque son muchas fotos bonitas y divertidas, pero os podéis hacer una idea.
Sara y Juanjo, infinitas gracias por haber dejado participar de vuestro día, no cambiéis.

