
La fotografía de embarazo es una modalidad fotográfica que requiere ser tratada con todo el cariño y cuidado, cada sesión se convierte en algo muy íntimo, muy personal, y por eso una de las claves es tener empatía con la pareja, y sus hijos anteriores si los hubiera, transmitirles calma, que la sesión fluya lentamente y dejar que ellos muestren sus emociones, las que sienten ante el regalo que les espera.
Nati tenía muy claro que las fotos de exterior las quería en una preciosa zona muy cerca de Toledo y con la ciudad bajo nuestros pies. De esta manera dispusimos todo para comenzar con las fotografías de interior en su casa a una hora suficiente para que cuando terminásemos tuviéramos tiempo de desplazarnos al lugar.
En casa, y mas con otros niños pequeños, lo ideal es como siempre promover el juego, la diversión y las risas, no existe nada mejor para obtener instantáneas naturales y espontáneas. De esta forma los niños se relajan y son partícipes de la sesión como protagonistas también, y muestran su ilusión por la llegada del nuevo hermanito. Yo creo que conseguimos lo que buscábamos y así llegó el momento de cambiarnos y salir a la calle.
Paseando junto a Nati y Fermín pude ver su amor desde el visor de la cámara, lo orgullosos que se sentían de haber formado una familia tan bonita y ya numerosa. Simplemente, y como en otras sesiones con parejas, dejamos que cada parada y cada gesto ya fuese digno de ser capturado, mientras, poco a poco la luz del sol fue cayendo y pudimos compartir un bonito atardecer sobre los montes de Toledo.
Estoy deseando participar de nuevo en otra sesión y esta vez ya con Jorge entre nosotros. Gracias por vuestra confianza familia.

