La fotografía infantil es siempre una caja de sorpresas, cada peque es un mundo por descubrir y resulta un reto captar con el objetivo toda esa chispa que derrochan.
En el caso de Ernesto fue todo muy sencillo, es la mar de risueño y por lo tanto muy expresivo, constantemente estuvo deleitándonos con sus gestos tan divertidos.
Fue una delicia verle jugar con el agua durante el baño, se veía claramente que disfrutaba con ello, cuando comenzó con los chapoteos…. la cámara corría serio peligro jajaja…acabamos algo empapados todos.
Después llegó el turno de la merienda y después de arregladnos y ponednos guapos… todos salimos a jugar al campo. Se puede observar como no solo el pequeño se lo pasa bien, los papás también disfrutan de jugar con su pequeño y revolcarse por el suelo, me encantan estas escenas.
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