
Se acercaba el bautizo de la pequeña Elena y no había tiempo para realizar la sesión de fotos antes, decidimos hacer unas cuantas tomas para imprimir un recordatorio y dejar la sesión para después.
Pasado el bautizo quedé con los padres de las pequeñas en su casa para captar el ambiente y mostrarlas en su propia salsa, finalmente la sesión se convirtió en dos historias en una, la historia de Elena e Irene. Al comienzo de la sesión lo primero como siempre fue romper el hielo, para un fotógrafo infantil es primordial crear un ambiente relajado y muy divertido, así que no hay que tener nunca prisas, es mas, considero que lo primero que debemos hacer en estos casos es jugar, antes incluso que las propias fotos, solo así nos ponemos al mismo nivel y luego todo es mas sencillo.
Es muy divertido ver como las dos hermanas jugaban, en realidad la mayor como es lógico dirigía todo el cotarro, mientras que Elena simplemente se deja llevar por su hermana, sus miradas ya están llenas de complicidad.
Después de la casa, es hora de cambiarse y de irnos a jugar al campo, la tarde está cayendo poco a poco y la luz es realmente bonita, el tiempo acompaña y todos juntos disfrutamos unas horas llenas de alegría y de gestos, algunos de los cuales os muestro hoy en esta entrada, en estas dos historias en una sola.





































