
La sesión de Mario iba a ser la primera del año dentro de las sesiones de fotos de bebes; por fin después de haber aplazado la cita varias veces pudimos concretar un día y para suerte de todos, tuvimos una preciosa mañana de invierno, de esas que da gusto estar por la Sierra de Madrid.
Cada día disfruto mas de estas sesiones con los mas pequeños, suelo quedar muy temprano en la propia casa para así comenzar como lo haría un día normal en la vida del niño. Así pues cuando llegué, Mario todavía apuraba sus últimos momentos de sueño, mientras le llegaba el turno de despertarse, los papás y yo mismo charlamos sobre como discurriría la sesión.
Al ratito, ya podemos entrar todos a su habitación y comenzar la sesión. Casi nada mas abrir los ojos sonríe a sus padres y al verme desde el primer momento apenas extraña nada.
Todas las fotografías tomadas en casa fueron hechas mientras Mario realizaba sus tareas cotidianas, baño, vestirse etc etc. Y una vez que teníamos suficiente material llegaba el momento para salir a la calle y aprovechar el sol que parecía se ponía de nuestra parte.
Antes de ir a pasear por la dehesa que estos días está muy bonita, los papás de Mario me pidieron si era posible pasar por una finca donde el tío y e abuelo del pequeño nos esperaban con su caballo y de esta menear poder también tomar algunas fotos. Lejos de importarme, me encantó la idea, soy un enamorado de los animales y he de reconocer que me fascina verlos interactuar con los niños. Quedé maravillado de la belleza de Gitano (el imponente caballo) y de lo tranquilo que se mostraba con el pequeño a su lado mientras yo les sacaba todo tipo de fotos.
Solo nos quedaba ir a la dehesa y pasear sin rumbo fijo, para que toda la familia disfrutase de un rato de campo, al final he de decir que echamos toda la mañana pero que a todos se nos pasó en un suspiro de lo a gusto que nos encontramos. Os dejo con una pequeña muestra de lo que fue el día.
